Consejos para ahorrar que aprendí de mi abuela

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El mundo ha cambiado mucho en las últimas décadas. Las formas de ahorrar e invertir son radicalmente diferentes ahora y, aunque no podemos tomar el ejemplo de nuestros padres al pie de la letra, los hábitos de consumo de las generaciones anteriores eran mucho más sostenibles.

La inspiración para este artículo y para un estilo de vida más frugal y minimalista es mi abuela. Ella se encargaba de guardar las pagas que nos daba el abuelo para que no las gastáramos en chucherías. Nunca volvimos a ver ese dinero que seguramente se gastó en hacer la compra.

Estos son los consejos básicos que se pueden aplicar hoy en día de una época en la que se necesitaban menos cosas y había que ser creativo para encontrar soluciones.

Hecho en casa

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Mi abuela solía hacer ropa para toda la familia. Si no eres lo suficientemente hábil para eso, una buena alternativa puede ser cocinar en casa. Sí, tu tiempo es limitado y a veces te da pereza tener que limpiar la cocina. A veces tampoco queda leche de coco para cocinar ese pollo al curry que te sale tan bien. Pero todos sabemos que si preparas la comida para la semana, no sólo te ahorras lo que te gastarías en la comida, sino que también evitas los envases de un solo uso. 

Dedica un tiempo a pensar en lo que vas a comer en los próximos días y en los ingredientes que vas a necesitar. Así serás más consciente de tus recursos. Esto nos lleva al siguiente punto:

La lista de la compra

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Algo tan sencillo como una lista de la compra te ayuda a ceñirte a lo que realmente necesitas y a no llenar el carrito de caprichos.

Cuando era una niña, era habitual que los supermercados ofrecieran folletos semanales que la gente podía llevarse a casa con los precios de los artículos. A partir de ellos, muchas familias calculaban cuánto les iba a costar la compra de la semana. Hoy en día, Internet nos lo pone mucho más fácil. 

Este cálculo previo lleva un tiempo innecesario si vas a la tienda, pero un buen sistema para controlar los gastos es limitar el dinero que quieres gastar para cada propósito

Puedes empezar por comprobar cuánto pagas actualmente por la comida, el transporte, las facturas, el ocio, etc. en la app Vivid. Un sencillo gráfico te muestra las cantidades mensuales que gastas en las distintas categorías: ve a Cronología > Análisis. ¡Es muy fácil! 

El siguiente paso es organizar tu presupuesto y ajustarte a los límites que te has marcado. ¿La mejor manera? Dividirlo en Pockets específicos. De nuevo, la app Vivid está aquí para ayudarte con hasta 15 subcuentas diferentes, cada una con su propio IBAN. Incluso puedes vincularlas a tus tarjetas físicas o digitales. ¿Cuánto quieres gastar en compras online? ¿Y en entretenimiento?

Mejor calidad que cantidad

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Cuando se trata de productos no perecederos, lo barato sale caro. La moda rápida es un claro ejemplo: productos a precios muy bajos que se deterioran rápidamente. Quizá tu objetivo sea cambiar de armario cada temporada, pero sabemos que esto no es muy respetuoso con el medio ambiente.

Comprar cosas que usas en tu día a día con mejor calidad te hará ahorrar dinero a largo plazo. Por ejemplo, los buenos zapatos pueden usarse durante años, pero los baratos se estropean rápidamente y hay que renovarlos. 

Ten en cuenta también que un precio alto no significa necesariamente más calidad. A veces sólo estás pagando un extra por la marca.

Arreglar antes de tirar

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Aprender a hacer pequeñas reparaciones en casa, coser o arreglar una bicicleta puede ahorrarte dinero y ser muy gratificante a nivel personal. Youtube está lleno de tutoriales que te enseñan a desarrollar habilidades. Un simple kit de herramientas, como una cinta métrica, un martillo, un pegamento o un kit de costura, puede facilitarte la vida y evitar que tengas que salir corriendo a comprar algo nuevo. 

Encuentro que hay una cierta belleza adicional en los objetos que han sido reparados, que cuentan una historia, como esos jarrones japoneses reconstruidos que utilizan oro en el pegamento que une las piezas (Kintsugi). No digo que sea necesario ir por ahí con los calcetines llenos de agujeros remendados, pero me entristece un poco ver cómo profesiones como la de zapatero o la de reparador de electrodomésticos han desaparecido prácticamente de las calles.

Reutilizar y buscar nuevos usos

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Internet ha dado un nuevo impulso al mercado de segunda mano. Es muy fácil encontrar ropa, muebles, tecnología, incluso plantas o cosméticos gratis o a buen precio y en buen estado. 

Antes, era habitual que la ropa pasara de un hermano a otro o se regalara entre primos, amigos u otros familiares. Lo mismo ocurría con los muebles: en la era anterior a IKEA, pasaban de una generación a otra.

Además, puedes dar una nueva vida a tus pertenencias: corta los pantalones para crear un outfit de verano, pon plantas en tarros de cristal, haz trapos para limpiar con tu ropa vieja o deja esa vieja manta para el perro.

Vivir con menos

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No compres nada inmediatamente. Pregúntate primero: ¿realmente lo necesito? ¿O tengo algo similar en casa que sirve para lo mismo? Es el típico comentario de la madre del meme, pero puede ser un excelente punto de partida. 

¿Utilizas todo lo que tienes en casa? ¿Cuántos pares de zapatos tienes? ¿Los necesitas todos? Una buena limpieza en casa puede ayudarte a redescubrir cosas que tenías completamente olvidadas, y ponerlas a la venta en Internet o en un mercadillo puede ser una buena fuente de ingresos. Tu viejo teléfono móvil o los libros que acumulan polvo en tu estantería pueden ser de utilidad para otra persona y también ese artilugio de cocina que pensabas que sería útil pero que apenas has utilizado.

No es necesario cumplir a rajatabla el consejo de Marie Kondo de guardar sólo 10 libros en casa. Pero es mucho más eficiente emplear objetos que se puedan utilizar de muchas maneras en lugar de un aparato para cada tarea específica.