¿Debería conseguir un trabajo secundario?

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Si tienes un trabajo estable y asalariado, probablemente hayas pensado antes en tu paga y en lo bueno que sería ganar un poco más. Unos cientos más al mes podrían realmente marcar la diferencia en tu presupuesto. Para algunas personas, la respuesta a ese problema es contar con un trabajo secundario: un trabajo aparte para obtener ingresos adicionales. Ahora bien, ¿vale la pena hacer todo ese esfuerzo?

Los conceptos básicos del trabajo secundario

 

Lo primero que debes considerar cuando obtienes un trabajo secundario es la cantidad de esfuerzo que tienes que hacer y compararlo con el dinero que sacas de ello. Parece sencillo, ¿no? ¿Se trataría simplemente de comparar el sueldo que cobras con el trabajo?

No va exactamente así. Cuando aceptas otro trabajo, especialmente como autónomo o como contratista (por ejemplo, como conductor de una aplicación de reparto), tienes que calcular otras cosas. 

La más importante es tu obligación tributaria. Como estás ganando dinero, tienes que pagar el impuesto sobre la renta. Incluso si trabajas para una gran empresa, como una de las empresas de reparto o una aplicación de viajes compartidos, es posible que además seas responsable de calcular la cantidad de impuestos que debes.

Las normas exactas difieren de un país a otro. Tu mejor opción es hablar con un asesor fiscal o con contables reales. Por ahora, estos son los conceptos básicos: 

En España, puedes hacerte autónomo, lo que conlleva registrarte como empresa unipersonal. También debes registrarte para las contribuciones fiscales y de seguridad social y contratar un seguro médico. Según seas español o inmigrante, deberás asegurarte de tener el número de identificación fiscal correspondiente. Para los extranjeros, es un NIE. Tus impuestos serán progresivos, dependiendo de cuánto ganes. Encontrarás más información aquí.

 

Algunas otras cosas que cabe tener en cuenta

 

Si eres ciudadano del país en el que estás trabajando, puedes omitir el resto de este artículo. Pero si eres inmigrante, también deberás asegurarte de tener el derecho de realizar el trabajo secundario en el país en el que te encuentras. 

Las normas vuelven a complicarse en este caso. Es mejor pedir consejo a un profesional. La mayoría de los países europeos tienen los denominados visados de trabajo por cuenta propia que permiten a las personas trabajar por cuenta propia en el país u obtener ingresos de fuera del país mientras residen allí. Sin embargo, si ya cuentas con un empleo, tendrás que verificar tu visado y ver qué tipo de trabajo permite. A menudo, la normativa estipulará que tu empleo secundario no debe generarte más dinero ni tomarte más tiempo que tu trabajo principal; es decir, que tu trabajo secundario no se convierta en el principal. 

Por último, pero no menos importante, tu contrato de trabajo también debe permitirte aceptar un empleo adicional. La mayoría de los contratos de trabajo contienen una disposición estándar que lo prohíbe, pero puedes solicitar que esta sea modificada. Asegúrate de que tu trabajo no pertenezca al mismo ámbito que tu trabajo actual, ya que casi todas las empresas prohíben terminantemente los conflictos de interés o trabajar para un competidor. 

Puede parecer mucho trabajo, y puede serlo, pero si tienes la determinación de obtener ingresos adicionales y te preparas bien para hacerlo, quizá sea una excelente manera de mejorar tus finanzas.