Lo que aprendí sobre inversión a través del precio de una chocolatina

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Todo es finanzas. Lo digo en serio. Casi todo lo que ves, oyes o utilizas un día cualquiera está vinculado de algún modo a la gigantesca red de los mercados financieros. Antes de que te fumes ese cigarrillo, subas al autobús o compres esa chocolatina, se han producido una docena de transacciones financieras para que eso ocurra. 

Veamos con más detalle esa chocolatina. Probablemente te haya costado uno o dos euros. Ese dinero paga, entre otras cosas, todos los ingredientes de la tableta que el fabricante tuvo que conseguir. En este caso, se trata de azúcar, cacao y leche. 

Todo esto es fácil de entender, ¿verdad? Hay un precio del cacao, que la empresa paga y luego tú compras la chocolatina. 

Piénsalo detenidamente. El precio final de esos ingredientes es objeto de constantes estimaciones y apuestas por parte de empresas, agricultores e incluso inversores que nunca llegan a tocar el producto. Bienvenido al mundo de las materias primas y los futuros.

¿Qué es una materia prima?

La expresión materia prima (commodity en inglés) proviene de nuestros amigos economistas y se refiere a cualquier producto que sea fungible. Por ejemplo, si compras un televisor, importa qué televisor concreto compres. Algunos son más grandes, otros tienen más prestaciones o pertenecen a una determinada marca, por lo que su precio varía en función de ello. Pero un kilo de azúcar es más o menos lo mismo que otro kilo de azúcar. En realidad, no te importa el kilo que compres, porque va a ser prácticamente idéntico. El azúcar es fungible, por eso es una materia prima

Otros ejemplos de materias primas muy conocidas son el oro, la plata y el petróleo y, especialmente, muchos de los cultivos que producen los agricultores, como el trigo, el cacao, la soja y el maíz. Se conocen como productos agrícolas. El azúcar también es uno de ellos. 

Todos estos productos agrícolas se producen para ser comercializados en los mercados. Esto significa que sus precios cambian cada segundo cuando los comerciantes los compran y venden. Son los llamados precios puntuales, es decir, el precio de la materia prima en cada momento. Por ejemplo, el precio del azúcar en el mercado de materias primas se decide por el contrato Sugar No. 11, que da derecho al titular del contrato a recibir unas 112.000 libras (unos 50.000 kilogramos) de azúcar de caña en bruto. 

Con visión de futuro

Espera un segundo. Entonces, ¿el precio del azúcar, el cacao y otros productos básicos cambia cada segundo? ¿Por qué no cambia el precio de mi chocolatina cada vez que voy a la tienda? ¿Significa esto que los agricultores están siempre esperando a que mejore el precio para vender sus cosechas? 

Aquí es donde nos encontramos con los futuros. Como habrás adivinado, es un inconveniente para los agricultores y las empresas tener que pagar constantemente precios diferentes por productos que saben que van a necesitar. Esto hace que el volumen de ingresos sea imprevisible. 

Lo que hacen en su lugar es comprar un contrato de futuros, que es un acuerdo legal que permite a alguien comprar o vender una materia prima determinada a un precio fijo en un momento específico del futuro. 

Supongamos que eres propietario de una empresa de dulces y sabes que necesitarás 100.000 kilos de cacao el mes que viene para fabricar todas tus tabletas de chocolate. La cosecha de cacao hasta ahora parece que va a ser buena, con mucha lluvia, así que es probable que los agricultores tengan mucho cacao para vender, lo que podría hacer que los precios fueran más baratos de lo que son ahora. Por otro lado, si la lluvia no cesa, existe la posibilidad de que las inundaciones destruyan parte de la cosecha, lo que haría que el precio del cacao se disparara. En cualquiera de los dos casos, no quieres arriesgarte, así que compras un contrato de futuros que te permite adquirir 100.000 kilos por un precio ligeramente superior al actual. Ahora tienes visibilidad de tus gastos para el mes siguiente y el agricultor sabe que podrá vender su cacao a buen precio, aunque le sobre. 

Nota: como el precio del contrato de futuros cambia en función del valor de otro producto (en nuestro ejemplo, del cacao) se le denomina derivado

Así es como tu chocolatina puede mantener más o menos el mismo precio: las empresas suelen asegurar los precios de sus materias primas con mucha antelación, para así poder prever sus gastos y sólo ajustar los precios de venta al público cuando es estrictamente necesario.

El juego del inversor 

Hay dos formas de finalizar o liquidar un contrato de futuros: por entrega o por diferencias. La entrega física es exactamente lo que parece: compras un contrato por 100.000 kg de cacao para dentro de un mes y dentro de un mes te entregan 100.000 kg de cacao. 

¿Pero qué pasa si realmente no quieres todo ese cacao? ¿Y si crees que el precio va a subir, así que compras un contrato por un precio barato y ganas dinero vendiéndolo cuando el precio suba? Podrías coger todo el cacao y revenderlo. Pero eso te supondría mucho trabajo, por no hablar de las instalaciones para almacenarlo y el transporte. En su lugar, puedes optar por la liquidación por diferencias, en la que sólo te pagan la diferencia entre el precio al que lo compraste y el precio actual. Si el precio baja, pagas al vendedor la diferencia, y si sube, te pagan a ti. 

Aquí es donde llegamos a la parte de "todo es finanzas". Se estima que sólo el 3% de los contratos se liquidan realmente mediante entrega física. Casi todos los futuros son liquidados en realidad por diferencias, es decir, en efectivo, ya que son negociados por inversores y especuladores que operan con los futuros como si se tratase de acciones o criptomonedas. 

Esa negociación puede tener un impacto en el precio de las materias primas. Aunque el clima, la prosperidad de las cosechas y otros factores del mundo real son increíblemente importantes, no siempre explican todos los movimientos de los precios. 

Así que la próxima vez que esa chocolatina aumente de precio, quizás tengas que culpar a los inversores.