¿Son realmente anónimas las criptomonedas?

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Hoy en día, parece que todo gira en torno a la privacidad. Nos sentimos vigilados a través de las redes sociales, las apps que utilizamos y la constante geolocalización.

No es de extrañar que la gente quiera algo que sea imposible de rastrear, descentralizado y anónimo; algo que te permita almacenar todo el dinero que quieras y donde sólo tú tengas la clave de acceso.  

Quizás estés pensando: pero ¿no son eso las criptomonedas? Siento decepcionarte, pero las criptodivisas irrastreables y anónimas siguen siendo un mito. 

Para siempre en la red

Si eres un ávido lector del blog de Vivid y nos sigues desde hace un tiempo, ya sabrás lo que es una cadena de bloques o blockchain (hemos hablado de ella aquí y aquí). Pero por si acaso no estás puesto en el tema, una blockchain es un libro de contabilidad digital inalterable que se puede programar para registrar transacciones financieras y cualquier cosa que tenga un valor virtual. 

Cuando se habla de privacidad y criptomonedas, hay una característica específica a tener en cuenta. Las blockchains de las criptomonedas son públicas. Es posible ver las transacciones contenidas en cada bloque desde su inicio. Esto también significa que es posible ver el historial de transacciones de todos y cada uno de los monederos, básicamente el equivalente a tener un registro público de las transacciones de todas las cuentas bancarias del mundo para siempre. Imagina una serie de libros de contabilidad donde se escriben todas las transacciones realizadas con una criptomoneda específica. Toda persona que quiera leer esos libros puede hacerlo y nadie puede modificar lo que está escrito allí.

¿Qué aspecto tiene ese libro de contabilidad? ¿Se puede ver mi nombre? No, la transacción en sí no lleva tu nombre, sino una cadena de números y letras asociados a tu cuenta. Tampoco mostrará la identidad de la persona a la que enviaste el dinero. Las cuentas que participan en la transacción tienen un aspecto similar a este: 8Gkllji75467n3soij22hk55kn4mm. 

Vale, si todo el mundo puede ver las transacciones pero mi nombre no está escrito físicamente allí, debería ser imposible de rastrear, ¿verdad? 

Bueno, no exactamente. Vamos a profundizar un poco en eso. 

Los primeros años

Bitcoin fue la primera criptomoneda que se inventó y era habitual considerarla anónima en sus inicios.

Era algo que la gente no terminaba de entender y la mayoría de los primeros casos de uso en la vida real se daban en la darknet, donde la gente la utilizaba para comprar y vender principalmente productos ilegales. Algunas famosas, como Silk Road, tenían la reputación de tener cualquier cosa a la venta, como un Amazon global para delincuentes.

La gente creía que las direcciones de Bitcoin, formadas por una larga cadena de números y letras, eran imposibles de rastrear. A simple vista, las direcciones de los monederos de Bitcoin parecen todas iguales porque no podemos procesar esta información del mismo modo que un ordenador. Pero cada dirección de monedero es única y es un seudónimo de la identidad de su propietario. 

Cuando el FBI detuvo al fundador de Silk Road, Ross Ulbricht, gracias a que el mercado servía de intermediario de todas las transacciones, los agentes del FBI pudieron vincular a compradores y vendedores con sus monederos de Bitcoin. Este fue el comienzo de un análisis de la cadena de bloques que permitió a las autoridades conectar las direcciones de los monederos con personas físicas y sus direcciones reales. El proceso de conectar todos estos puntos se llama análisis de cadena, y es ampliamente utilizado hoy en día por las autoridades para rastrear este tipo de actividad criminal. Toda la investigación de Silk Road tuvo lugar alrededor de 2013, cuando los grandes intercambios de criptomonedas aún no estaban regulados. En los últimos años, las cosas han cambiado mucho. Hoy en día, la mayoría de los intercambios de criptomonedas tienen que adherirse a los procedimientos básicos de conocimiento del cliente y de lucha contra el blanqueo de capitales. Actualmente, el Bitcoin representa, con diferencia, la cadena de bloques más analizada. 

La gran pregunta

Dicho esto, ¿se pueden comprar criptomonedas de forma anónima?

Centrémonos en el tipo de acciones que podemos realizar con cripto: podemos comprar, vender, enviar y recibir criptodivisas. Comprar y vender son acciones que se realizan a cambio de monedas fiduciarias como euros o dólares. El envío y la recepción se realizan a través de un tercero a cambio de bienes o servicios. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando usas Bitcoin para pagar algo en una tienda física.

Actualmente es complicado realizar procesos de compra y venta de forma anónima. Si te suscribes a un intercambio de criptomonedas tradicional, tienes que presentar tu documento de identidad o pasaporte y formarás parte de su base de datos. Además, dado que la mayoría de los intercambios son empresas registradas y reguladas, guardan registros de los fondos que se envían a los monederos. 

Para evitar este inconveniente, algunos servicios, como los sitios web peer-to-peer, ponen en contacto a compradores y vendedores para realizar transacciones en persona a cambio de dinero. Sin embargo, como los gobiernos empezaron a controlar los servicios con requisitos de conocimiento del cliente menos estrictos, la mayoría de los vendedores y compradores que utilizan estos servicios ahora realizan las transacciones a través de transferencias bancarias, que desde luego no son anónimas. En resumen, la respuesta es no

¿Ataques a nuestra privacidad?

Una parte importante de la primera base de usuarios de las criptomonedas era puramente libertaria y, por ello, se oponía firmemente a estos cambios. Por eso, algunos usuarios crearon lo que se conoce como mezcladores de criptomonedas o tumblers. Este servicio funciona esencialmente recibiendo tus criptomonedas, mezclándolas con una gran cantidad de otras cripto, y luego enviando unidades más pequeñas de criptomonedas a una dirección que tú has elegido, con la cantidad que colocaste menos una comisión. Esta operación no es una garantía de anonimato, pero hace que el rastreo sea mucho más difícil. 

Con todos estos cambios y nuevos procedimientos, la gente comenzó a trabajar en la creación de nuevas criptodivisas capaces de combinar el anonimato y la privacidad. Hoy en día, tenemos criptodivisas como Monero, zCash y Haven con funciones de privacidad incorporadas. Éstas aseguran ofrecer características u opciones de seguridad mejoradas que ayudan a mantener ocultas la identidad y actividades de los usuarios. Pero incluso con estas nuevas criptomonedas súper-privadas, el dilema de la venta se mantiene. Si necesitas gastar tus criptodivisas o convertirlas en monedas fiduciarias normales, la transacción final siempre hará que pierdas el anonimato. 

Pero, ¿por qué ser anónimo en primer lugar? Bueno, algunas personas no quieren que los hackers descubran que poseen cierta cantidad de criptomonedas, mientras que otras pueden tener algún negocio turbio que quieren encubrir. Algunas personas también consideran que la privacidad es un derecho fundamental e, incluso si no tienen intención de hacer algo comprometedor o ilegal, creen que las autoridades no deberían tener el derecho automáticamente de saber lo que están haciendo.

La verdad es que, hoy en día, sea cual sea tu motivación, este mito ha desaparecido. 

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