Tu guía para convertirte en autónomo

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A veces en la vida surgen oportunidades inesperadas. Eso es lo que me ocurrió hace unos años, cuando una empresa muy interesante se acercó a mí y me ofreció trabajar en su software. La única pega: me ofrecieron un contrato de autónomo. Estaba contento en mi trabajo en ese momento, pero también muy intrigado por esta tentadora oferta, así que empecé a sopesar los pros y los contras. El resultado: decidí dar el paso y embarcarme en la aventura del trabajo como autónomo.

Sé lo que estás pensando: "¿va a ser otra historia sobre tu vida?" La respuesta es sí, totalmente. ¿Y la lección? Pues es muy sencilla. Mi objetivo es explicar cómo puedes hacer una transición exitosa al mundo del autoempleo y evitar posibles trampas en el camino.

Convertirse en un experto en burocracia

Obviamente, cuando se hace el paso de empleado a autónomo, surgen muchas preguntas. Una de las primeras es saber qué pasos hay que dar antes de empezar. Antes era un camino largo y difícil, pero en los últimos años las distintas administraciones europeas se han esforzado por intentar simplificar el proceso para pasar de un estatus a otro.

Sin embargo, hay algunos trámites esenciales que deberás llevar a cabo. En primer lugar, tendrás que asegurarte de que te das de alta como autónomo. La forma más fácil de hacerlo es ponerte en contacto con tu oficina más cercana de la Seguridad Social o Hacienda (según el país en el que estés) para saber cómo tienes que proceder. No tengas miedo: los funcionarios de estas administraciones están aquí para apoyarte, no para causarte problemas. Les interesa ayudarte, ya que una solicitud bien presentada significa menos trabajo para ellos en el futuro.

Otro paso que no podrás evitar es ponerte en contacto con tu seguro médico si trabajas en un país en el que es obligatorio. Es fundamental que les consultes para saber qué tipo de plan pueden ofrecerte. No dudes también en informarte de las consecuencias tendrá tu paso al trabajo por cuenta propia. Alerta de spoiler: es muy posible que tengas que pagar una cantidad más alta por tu salud que la que pagabas como empleado.

Aprender a gestionar tu dinero

Otro de los principales aspectos a tener en cuenta al convertirse en autónomo es la gestión del dinero. Convertirse en freelance suele significar decir adiós a unos ingresos estables y regulares. Aunque algunos meses ganarás mucho más que cuando trabajabas por cuenta ajena, también puedes tener meses menos boyantes. Además, no tendrás derecho a prestaciones por desempleo si no trabajas durante un determinado periodo de tiempo, ni a vacaciones pagadas si te tomas un tiempo libre. Recuerda que ser autónomo significa convertirte en tu propio jefe, con todas las ventajas, pero también los inconvenientes que ello implica.

Convertirte en tu propio jefe significa también que tendrás que enfrentarte a muchas cosas que antes desconocías. Por lo general, en Europa, cuando te conviertes en autónomo, ya no puedes beneficiarte de las retenciones en el impuesto sobre la renta. Por lo tanto, tendrás que calcular no solo tus ingresos, sino también tus gastos para optimizar tu declaración de la renta. Un consejo para ti: ¡conserva todas las facturas! Como autónomo, puedes deducir muchos de tus gastos para pagar menos impuestos.

Si, como yo, no eres un experto en archivar y ordenar papeles, esta tarea adicional puede parecer abrumadora y estresante, y puede llegar a quitarte una cantidad importante de tiempo. La opción más fácil y a menudo más rentable para ti es buscar un gestor que se encargue de tus impuestos. Esto te ahorrará muchas dudas y malos ratos. Además, en muchos casos, contratar a un asesor fiscal te costará menos que los impuestos extra que habrías pagado si hubieras intentado optimizar tu declaración tú mismo.  A diferencia de ti, este profesional conoce todas las leyes y las posibilidades para desgravar disponibles, lo que al final suele ahorrarte una importante cantidad de dinero.

Invertir para completar tus ingresos

Una de las cosas más duras de ser autónomo es que, desde el punto de vista financiero, no tienes realmente una red de seguridad. Pensemos en el año pasado: con la pandemia del coronavirus, un número considerable de personas perdió su empleo o vio reducida su jornada laboral. Muchos asalariados pudieron beneficiarse del paro parcial o de las ayudas del Estado. Pero para los autónomos, el camino ha sido aún más difícil. Aunque algunos países han creado sistemas de apoyo a los autónomos, acceder a ellos no ha sido sencillo.

Ser autónomo significa pensar en el presente, pero también en el futuro. Una forma de hacerlo es diversificar tus fuentes de ingresos. Evidentemente, lo primero es intentar conseguir todos los clientes que puedas, en lugar de depender de uno o dos.

Además, también puedes empezar a invertir parte de tus ingresos en productos financieros. La idea sigue siendo la misma: diversificar al máximo tus fuentes de ingresos para no verte muy apurado si una de ellas desaparece. Por supuesto, antes de invertir, lo más prudente sería saber en qué te estás metiendo y entender los entresijos del mundo de la inversión. Por eso te ofrecemos cada día nuevos contenidos que puedes encontrar en la pestaña “Invierte” de tu app Vivid. Y para ayudarte a empezar, también hemos creado Vivid Clases. Con ellas, podrás aprender en cinco lecciones, fáciles de leer y entender, los fundamentos de la inversión, qué son las acciones, los ETFs, el riesgo o en qué basar tu decisión a la hora de invertir en una empresa.